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sábado, 4 de julio de 2015

4 de julio de 1976 - en el aeropuerto de Entebbe, cerca de Kampala (Uganda), las Fuerzas de Defensa de Israel realizan la Operación Entebbe, rescatan a 105 rehenes israelíes.

El día 27 de Junio de 1976 despegó del aeropuerto internacional Ben Gurion en Tel Aviv, Israel un avión de la aerolínea francesa Air France, ese avión cubría el vuelo 139 con destino final el aeropuerto internacional Charles De Gaulle en París, Francia y escala intermedia en el aeropuerto internacional Elefhterios Venizelos de Atenas, en Grecia. En la cabina de mandos iba el capitán Michel Bacos.

En su escala en Atenas y aprovechando las escasas medidas de seguridad del aeropuerto griego, embarcaron en el avión 2 terroristas palestinos y 2 alemanes, pertenecientes respectivamente al Frente Popular para la liberación de Palestina y a las Células revolucionarias alemanas. Iban provistos de pistolas y explosivos, y a las 12.30 consiguieron tomar el control del aparato. Iban a bordo 248 pasajeros y 12 miembros de la tripulación. Entre los pasajeros había 92 israelíes, entre otras nacionalidades que según sabían los terroristas también tendrían pasajeros judíos, un buen botín para negociar la liberación de sus correligionarios terroristas encarcelados en diversas prisiones europeas e israelíes.

El Secuestro

El aparato estaba cobrando altura, los pilotos debian llegar a altitud de crucero para nivelarlo, lo consiguen luego de un tiempo y apenas apagan las señales de mantener los cinturones puestos se desata el pandemónium en la sección de pasajeros, los cuatro terroristas se levantan mostrando sus armas y algunas granadas que llevaban ocultas, anuncian sus intenciones y obligan a los pasajeros a que mantuvieran las manos en la nuca, uno de los terroristas alemanes se mete a la cabina de mandos y obliga al Capitán a desviar el rumbo de la aeronave. Llegado a espacio aéreo libio se le informa al capitán Bacos que debía descender en Bengasi, en un campo aéreo que había allí para repostar combustible y esperar órdenes, aún no le decían a dónde irían al final de cuentas, así pues aterrizan en Bengasi.

Allí estuvieron varias horas en lo que repostaban combustible, en tanto los rehenes sufrían con el intenso calor del desierto, pues el avión estaba con los motores apagados y por lo mismo el aire acondicionado no funcionaba, al final los atracadores ordenan a los pilotos que deben despegar, ya les dirían a dónde iban a ir en su siguiente parada.

Pero fue en la escala forzada de Bengasi que se dio un audaz escape de una mujer, ella fingió tener un aborto espontáneo, dijo a los secuestradores que tenía 4 meses de embarazo y que si no era atendida sangraría hasta morir, debía ver a un médico urgentemente, los aeropiratas se consultaron entre sí y deciden que ella baje en Libia.

Pero ella no se quedó en Libia, apenas se supo de su liberación gente de inteligencia israelí que supo del secuestro del aparato la interrogó intensivamente y así supieron que en el avión iban 4 secuestradores y que al menos dos de ellos podrían ser alemanes.

Entre tanto el avión ya se había ido de Libia, y pronto se le dieron sus órdenes al capitán Bacos, su destino: el aeropuerto internacional de Entebbe, en Uganda. La elección del destino no era casual: la nación africana estaba férreamente dirigida por Idi Amin, un extravagante y despótico dictador que amparaba la causa palestina. Autonombrado mariscal de campo de Uganda, hombre rabiosamente antisemita desde que mientras libraba una guerra con su vecina Tanzania pidió al que entonces era su aliado Israel le proporcionaran aviones avanzados para atacar a los tanzanos. Israel se negó a ello y Amin rompió relaciones con los israelíes y acogió la causa de los palestinos que eran enemigos de los israelíes.

Trayecto que efectuó el avión secuestrado. Hicieron un viaje de más de 7.000 kilómetros en 24 horas, haciendo una parada de respostaje en Libia.

Llegada a Entebbe 

El vuelo 139 de Air France llega al aeropuerto de Entebbe en horas ya de la madrugada del día 28. Una vez en tierra, a los secuestradores se les unieron otros 4 terroristas. Los rehenes fueron ubicados en la terminal de tránsito del aeropuerto, y entonces los secuestradores exigen a los pasajeros entregasen sus pasaportes, una vez en poder de ellos los terroristas empiezan algo que para varios de los pasajeros judíos de mayor edad fue espantosamente familiar, estaban seleccionando a los pasajeros por nacionalidad y apellido de origen judío... igual que lo hicieran los nazis en la II Guerra Mundial. A varios de ellos no les cupo duda de que los querían matar. Fueron divididos en 3 grupos: los de nacionalidad hebrea, los que no tenían nacionalidad hebrea pero por su apellido podían ser judíos, y el resto de rehenes. Soldados de las fuerzas armadas de Uganda tomaron posiciones por todo el recinto para custodiarlo.


Las peticiones de los terroristas eran muy claras: exigían la liberación de 53 presos palestinos repartidos por cárceles de Israel y de todo el mundo antes del 1 de julio. En caso contrario, comenzarían a ejecutar a los rehenes secuestrados. Como gesto humanitario, permitieron no obstante la liberación de todos los pasajeros no judíos, a cuyo efecto un avión de Air France aterrizó en Entebbe y los transportó a París. Aún quedaban retenidos 95 pasajeros judíos y la tripulación de la nave, que decidió mantenerse juntos con los rehenes.

La razón de esa separación de judíos y no judíos era que así tendrían armas para negociar con la liberación de varios de sus camaradas encerrados en cárceles de Israel y Europa y algunos que estaban en Kenia, amenazaron con que si sus demandas no se cumplían empezarían a matar rehenes a partir del dia 1 de Julio, el plazo se acababa.

A los demás pasajeros que fueron liberados por los terroristas se les dijo que se irían en otro avión que llegaría por ellos, pero el capitán Bacos se negó a irse, la razón: los pasajeros que se quedaban eran su responsabilidad, si ellos se quedaban él se quedaría a compartir su suerte, los demás miembros de la tripulación lo apoyaron y también se negaron a irse, al igual que una monja francesa que se quedaría a brindar consuelo a los rehenes retenidos en la terminal.

Entre tanto en Israel ya se daban los pasos para intentar algo poco menos que insensato, pero necesario: un rescate.

La planificación

La situación era crítica para las autoridades judías: o cedían al chantaje terrorista liberando a los presos palestinos solicitados, o permitían el asesinato de más de 100 de sus compatriotas en un remoto país situado a más de 4.000 kilómetros de sus fronteras. Primero se intentó buscar una solución diplomática, que aunque fue infructuosa permitió ampliar el plazo dado por los terroristas del 1 al 4 de julio.

Fallada la vía diplomática, se optó por la vía militar. Una vez que el gobierno israelí dio luz verde a la operación de rescate, se encomendó la ejecución de la arriesgada misión al Mayor General Yekutiel Adam. Éste formó un equipo de intervención formado por los mejores hombres de las principales unidades de élite de las Fuerzas Armadas israelíes, incluyendo a la temida Sayeret Matkal, la principal fuerza de vanguardia en contraterrorismo e infiltración del ejército hebreo.

Para planificar la misión, agentes de los servicios secretos israelíes -el célebre MOSAD- se entrevistaron en París con los rehenes liberados para conocer los detalles de su cautiverio. Especialmente importante fue el testimonio ofrecido por un pasajero judío de origen francés que había sido liberado por error: tenía formación militar, y pudo dar información muy detallada sobre el número de terroristas, ubicación de los mismos, y armas que portaban.

Terminal de pasajeros del aeropuerto de Entebbe donde los rehenes se encontraban secuestrados. Los israelíes pudieron construir una réplica gracias a los testimonios de los pasajeros liberados y a los datos ofrecidos por la empresa constructora
Simultáneamente, ingenieros del ejército construían en Israel una maqueta del aeropuerto de Entebbe para facilitar las misiones de entrenamiento. La providencia quiso que la empresa constructora del aeropuerto fuera una contratista israelí, y gracias a los planos que facilitaron y al testimonio de los obreros que participaron en la construcción pudieron hacer una réplica muy fiel a la obra original.

El día 3 de julio, la operación había sido meticulosamente organizada y ensayada. El operativo estaba compuesto por casi 100 hombres divididos en 3 equipos: El equipo de asalto, compuesto por 29 soldados divididos en 2 pelotones que tenía como misión ejecutar la operación de rescate; el equipo de refuerzo, encargado de establecer un perímetro de protección que facilitase la evacuación de los rehenes y de neutralizar los Mig 17 de la fuerza aérea ugandesa para evitar un combate aéreo; y el comando terrestre, que ejercía el mando operativo. 

La operación

La fuerza de ataque estaba compuesta por 4 aviones de transporte de tropa C-130 Hercules y 2 aviones a reacción Boeing 707 modificados, uno como hospital y el otro como centro de comando aereo que volaria a mucha altura para coordinar el ataque y mantener las comunicaciones con Jerusalén pasara lo que pasara.

Para evitar ser descubiertos por posibles naciones enemigas, realizaron un vuelo a baja altura para evitar ser detectados por el radar.

A las 23.00 hora israelí, el primer avión de transporte aterrizaba en el aeropuerto de Entebbe. Nada más tocar tierra, un Mercedes negro con banderas de Uganda acompañado de dos Land Rover salió de la puerta de carga del avión y puso rumbo a la terminal donde los pasajeros continuaban secuestrados. En ellos iban apelotonados los 35 soldados encargados de efectuar el asalto. La idea era imitar un convoy de vehículos similar al que el presidente ugandés utilizaba en sus desplazamientos. Mientras tanto, otros soldados colocaban balizas de iluminación por toda la pista de aterrizaje, en previsión de que los ugandeses les dejasen a oscuras en su huida.

A pesar de la astucia del plan, la estratagema no funcionó: Idi Amin había cambiado recientemente su Mercedes negro por uno blanco, y dos soldados ugandeses dieron el alto a la caravana por esa circunstancia. Los israelíes no se arriesgaron y ejecutaron a ambos soldados usando pistolas con silenciadores. Sin embargo, no se sabe aún si por parte de los soldados abatidos o de los soldados israelíes, se disparó una ráfaga con un rifle de asalto que se oyó en todo el recinto.

Otro grupo de comandos se acercaron a un grupo de aviones de combate MiG de los ugandeses y los saboteó para evitar que los persiguieran al momento de escapar, los aviones militares volaron hechos pedazos. Paralelamente al asalto, dos aviones más de carga aterrizaban en Entebbe. De él descendieron tropas auxiliares y vehículos blindados. Su misión era asegurar el perímetro, puesto que se temía un contrataque con tanques por parte del Ejército Ugándes. Las tropas ugandesas, que se encontraban concentradas en la torre de control, respondieron a la agresión. Sin embargo, la potencia de fuego israelí impidió cualquier acercamiento a la zona donde se estaba efectuando el rescate. 

Aviones Mig ugandeses destruidos en la operación
Los comandos israelíes se movieron rápido y entraron a la terminal, ya sabían a quiénes tenían que buscar para liquidarlos, vieron a los terroristas y los eliminaron de a uno por uno. Los rehenes no se movían de donde estaban, tenían miedo, las balas pasaban sobre ellos de manera siniestra, cuando el tiroteo terminó se escuchó un grito: ¡No se levanten, no se levanten, quédense en donde están, somos israelíes, venimos a rescatarlos!, lo mencionaron tanto en inglés como en hebreo para que todos entendieran.

Pero hubo uno que no lo entendió, era un jovencito de 19 años, se llamaba Jean-Jacques Maimoni, de nacionalidad francesa, el no era judío, pero se quedó a compartir la suerte de los rehenes al hacerse pasar por judío, y el único idioma que hablaba era el francés, el inglés lo entendía a medias, por eso no captó lo que el comando decía al entrar al edificio de que nadie se levantara, y al acabar la balacera Maimoni comete un error espantoso, se levantó de donde estaba.

El comando israelí tenía órdenes explícitas de que si alguien se levantase tendría que disparar a matar, no iban a correr riesgos de perder a ningún miembro de los comandos, cuando vio a Maimoni interpretó que se trataba de uno de los terroristas que habría sobrevivido al tiroteo inicial, y no lo pensó dos veces, accionó su arma.

Los rugidos del arma del israelí resonaron dentro de la estancia donde estaban los rehenes aumentando la angustia de éstos, Maimoni cayó muerto en el acto, jamás le pasó por la cabeza que ese día iba a morir, como también murieron dos rehenes más a causa de la refriega.

Apenas se aseguraron de que ya no había ningún elemento que se considerase hostil los comandos israelíes empezaron a sacar de allí a los rehenes y a asistir a los caídos, incluyendo a Maimoni que ya para entonces se había identificado por los otros rehenes como uno de ellos, todos iban a los aviones Hércules que se acercaban con las rampas abajo, entre tanto los comandos repelían el ataque de los soldados ugandeses que estaban parapetados en la torre de control, cuando uno de los disparos alcanzó a Yonatan Netanyahu de manera fatal..

Estado en que quedó la torre de control de Entebbe
Con su líder caído los comandos se apresuraron a escapar cuanto antes; los rehenes, tripulantes del avión francés y demás se apiñaron en los aviones de rescate, al cabo todos levantaron el vuelo, casi todos iban ya de regreso excepto una rehén que luego de ser seleccionada por ser judía debió ser llevaba a un hospital de Kampala para ser atendida por estar enferma, era Dora Bloch, anciana de 75 años, viajaba con su hijo y desde el momento en que se fue al hospital en Kampala su hijo tuvo la cruel certeza de que no la volvería a ver.

Efectivamente, a la señora Bloch la asesinaron a sangre fría por un comando mandado por Idi Amin en cruel represalia por el asalto a Entebbe, ella fue sacada a rastras de su cama de hospital y asesinaron al médico y enfermeras que intentaron impedir esa atrocidad, se sabe que la llevaron aparte y fue fusilada, posteriormente sus restos fueron quemados.

Epílogo

Al final todos los que lograron escapar llegaron a salvo a Israel, que desbordaba júbilo ante el éxito de la mision, las calles de Tel Aviv estaban a reventar y el aeropuerto Ben Gurion era una fiesta, las familias de quienes estaban cautivos abrazaban a sus seres queridos, pero al mismo tiempo que la alegria desbordaba también había tristeza, era por la muerte de los tres rehenes en la refriega, de Dora Bloch de quien ya se sabía fue masacrada y de Yonatan Netanyahu, el líder de la misión.

Momento en que el avión con los rescatados aterrizó en Tel Aviv. El júbilo y la alegría estalló entre los presentes. El rescate sería durante muchos años motivo de orgullo para Israel
Estados Unidos que desde la creación de Israel ha sido su más leal aliado en Medio Oriente estaba celebrando el bicentenario de su independencia, y tomó el rescate como símbolo de libertad de los pueblos en el mundo y saludó a las autoridades israelíes por correr ese enorme riesgo, varios paises se solidarizaron con Israel.

En Francia sin embargo hubo reacciones negativas debido a la muerte del jóven Jean-Jacques Maimoni de quien se había confirmado fue muerto por uno de los comandos al ser confundido por terrorista, sus padres presentaron por medio de su gobierno una protesta.

En cuanto a la tripulación del vuelo 139 de Air France las cosas fueron del todo diferentes a la esperada, pues resulta que al capitán Michel Bacos se le llamó a cuentas por parte de los directivos de Air France, se le echó en cara el haberse quedado con los rehenes como dándole a entender de que ese ya no era su problema sino de los secuestradores, pero Bacos se defendió diciendo de que en ese crucial momento era su deber moral el permanecer no sólo con los rehenes, sino con su gente si alguno de sus tripulantes decidía quedarse, y es que todos se quedaron a apoyar a los cautivos.

Air France hizo una investigación interna para determinar el grado de responsabilidad que tendría el capitán Bacos ante esta situación, al final el veredicto fue muy injusto, se le suspendió varios meses a él y a varios de los miembros de su tripulación por haber desacatado la orden de los secuestradores de irse cuando llegó el avión de los no judíos, en el mundo cuando esta noticia se supo hubo reacciones desfavorables para el gobierno francés, que por su parte se desembarazó del asunto argumentando de que la suspensión del capitán Bacos era problema interno entre él y la Air France.

Pero también hubo buenas nuevas para el capitán Bacos. El gobierno de Israel le otorgó un galardón por haber mostrado heroísmo y compasión ante una situación extrema, al igual que toda la tripulación de ese día se les hizo un reconocimiento público.

Toda la operación de rescate se desarolló en 53 minutos. A las 00.30 horas despegó de Entebbe el avión con las últimas tropas. Actuando en la más absoluta oscuridad, consiguieron ser rescatados un total de 105 rehenes, y los soldados israelíes únicamente sufrieron una baja mortal. Por contra, fueron abatidos todos los terroristas y 33 soldados ugandeses, además de 11 cazas de la fuerza aérea. La operación fue calificada como un rotundo éxito por el gobierno judío, el cual además mandó una clara advertencia a sus enemigos: "Israel no negocia con terroristas”

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